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viernes, 8 de marzo de 2013

La melancolía y la lluvia no son buenas amigas.

Es curioso como todo acaba como empieza.
Recuerdo mi primera vez en ese despacho, me dieron un "toque de atención" por llevarme un pan que no debía coger según el famoso reglamento. Ahora, dos años más tarde y en el mismo sitio, mis lágrimas vuelven a brotar de los ojos tras recordar que todo esto se acaba, que se cierra una etapa y que ya nada será lo mismo.
La mayoría de las personas que conozco ajenas a esta residencia, piensan que exagero, o que soy una pesada cuando hablo de este sitio, pero estoy segura de que pensarían totalmente diferente si ellos mismo estuvieran aquí.
Creo que lo mejor que puedo hacer es seguir disfrutando de estos meses que nos quedan aquí, vivir cada momento y agarrarme a estas maravillosas personas, para que el futuro no nos separe.


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