Tras la primera despedida y dos días después de la gran fiesta, pienso todo esto en frío.
Resulta que se acaba una de las mejores etapas de nuestra vida, que se nos acabo eso de estar rodeado de ochenta personas todos los días y se acabo tener una sonrisa constante en la cara.
Suena demasiado triste pensar que tras convivir con decenas de personas, aguantarlos en los días buenos y en los malos, verlos en pijama, de fiesta y en la ducha, lo más seguro es que solo te acuerdes de algunas, y lo peor es que solo tengo contactos con aún menos todavía.
Recuerdo el primer día que llegue aquí y me quería ir tras pasar 5 minutos sola. Quien me iba a decir que me costaría tanto separarme de estas cuatro paredes....
Cada vez estoy más convencida que decir que sí, a esa plaza en la Juan XXIII, ha sido la mejor elección de toda mi vida. Y todo ello ha sido a las personas que me han rodeado durante estos tres años... mil gracias por ello. Habéis hecho que mi estancia aquí haya pasado de ser imposible a ser maravillosa.
También creo que este sentimiento solo puede tenerlo alguien que ha pasado por aquí, que ha sufrido las novatadas, que se ha pasado horas en el sofá de la 2º planta (dejemos la discusión), que ha tenido discusiones con Luciano y que ha sufrido los cubos de agua en la puerta.
Y así, gracias a todos ellos y por todo esto, tengo el orgullo de decir "Yo fui de la Juanve"